lunes, 17 de noviembre de 2014
Un verdadero monstruo de maldad : Josef Mengele:
Hay de maldad a maldad, pero la que inundaba el ser de un hombre de origen alemán de nombre Josef Mengele traspasaba prácticamente todas las fronteras de la inhumanidad, al ser totalmente ajeno al sentimiento de compasión por los demás.
Era un desalmado ciertamente, que estaba por demás obsesionado con los experimentos en humanos, por lo que pronto convirtió el campo de concentración Auschwitz en su laboratorio personal y la sede de los más terribles y atroces crímenes que te pudieras imaginar.
Este hombre nació en 1911 y provenía de una familia católica y antes de convertirse en un despiadado asesino era un gran apasionado de la música y el arte y perteneció incluso a la benemérita Cruz Roja cuando era un niño.
Con el tiempo desarrolló una gran afición por la antropología que lo llevó a obtener un doctorado en la materia, y más tarde incursionaría en la medicina dentro de ella se obsesionó con la genética humana y la evolución.
Pronto se sumó a las filas del partido Nazi, en donde fue enviado a frentes de batalla en donde ejercía como médico de campaña, posteriormente fue enviado al campo de concentración de Auschwitz en donde daría rienda suelta a sus perversos y crueles actos.
Una de sus encomiendas era elegir a los judíos, gitanos o prisioneros que estuvieran aptos para trabajar, mientras que los calificados como “no aptos” eran enviados a las cámaras de gas para ser asesinados, y resulta que este siniestro doctor disfrutaba el enviarlos directo a la muerte de hecho se le veía sonriente cuando daba su sentencia a quienes ya no tenían posibilidades de realizar ningún oficio.
El despiadado hombre seleccionaba niños para sus experimentos a los que les ofrecía caramelos y ropa para después conducirlos a su laboratorio, principalmente optaba por humanos lisiados, enanos y gemelos.
Se dice que Mengele por cierto era muy acomplejado y odiaba su propia estatura, y tenía la creencia de que los gemelos eran la clave para lograr una efectiva reproducción dela raza aria por lo cual utilizo a cientos de mellizos como sus conejillos de indias, además de mujeres embarazadas quienes también eran de su preferencia.
De forma inhumana y cruel, este hombre amputaba y castraba a niños que utilizaba para sus experimentos ¡sin anestesia! , ¡a sangre fría!, de hecho infringía heridas para medir el aguante del dolor, e inoculaba enfermedades a uno de los niños gemelos para cuando uno muriera estudiar las diferencias en el otro que permaneciera con vida.
Uno de sus peores actos fue cuando escogió a dos gemelos de cuatro años de edad, uno de ellos jorobado por cierto, para hacerlos siameses, así que los coció desde la espalda hasta las muñecas y unió incluso venas y arterias entre ambos, pero la gangrena no hizo esperarse y con el fétido olor sus cuerpos fueron hallados abandonados en un barranco.
Por este y otros actos realmente despiadados y malditos, fue conocido incluso en el propio campo de concentración Nazi, como: el Ángel de la Muerte.
El malvado hombre logró escapar a Sudamérica cuando los rusos arribaron al campo de concentración y jamás pudo ser juzgado por sus horribles y atroces actos.
Imagenes: Russell Mc Neil , United Nations,
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